Diferencias entre osteoartritis y artritis reumatoide

¿Qué es la osteoartritis? 

La osteoartritis, usualmente también se conoce como artrosis, se refiere a una enfermedad degenerativa que afecta las articulaciones del cuerpo, y perjudica más a las rodillas, las caderas y las articulaciones de las manos y la columna vertebral por el peso que soportan. Es la forma más común de artritis y se caracteriza por el desgaste progresivo del cartílago articular, el tejido que cubre y amortigua los extremos de los huesos en las articulaciones.

Se produce osteoartritis porque el cartílago se desgasta y se adelgaza, lo que genera que los huesos subyacentes se froten entre sí, provocando: dolor, inflamación y dificultad para moverse. Con el tiempo, la articulación pierde su forma normal y desarrolla el crecimiento óseo adicional, conocido como osteofitos o espolones óseos.

Los factores de riesgo para desarrollar osteoartritis incluyen la edad avanzada, el sexo femenino, la obesidad, lesiones articulares previas, predisposición genética, actividad física intensa o repetitiva, y ciertas condiciones médicas como la diabetes o la gota.

¿Qué es la artritis reumatoide? 

La artritis reumatoide es una enfermedad que se caracteriza por ser autoinmune de manera crónica, lo cual afecta a las articulaciones, pero también puede afectar a otros órganos y tejidos del cuerpo. A diferencia de la osteoartritis, que es el resultado del desgaste del cartílago articular, la artritis reumatoide se caracteriza por la inflamación persistente de las articulaciones.

Asimismo, en la artritis reumatoide, el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error los tejidos sanos, como: la membrana sinovial que recubre las articulaciones. Esta inflamación crónica causa dolor, hinchazón, rigidez y deformidad en las articulaciones afectadas. 

Debemos estar muy alerta porque al transcurrir la enfermedad, puede generar daño en el cartílago, los huesos y los ligamentos de las articulaciones. 

Además de los síntomas articulares, la artritis reumatoide también puede causar síntomas generales como fatiga, pérdida de apetito y debilidad muscular. En algunos casos, la enfermedad puede afectar órganos como la piel, los ojos, los pulmones y el corazón.

Principales diferencias entre osteoartritis y artritis reumatoide

1. Causa subyacente: La osteoartritis se da por el desgaste y deterioro gradual del cartílago articular producido por el envejecimiento, lesiones articulares previas. Sin embargo, la artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca por error las articulaciones provocando inflamación crónica.
2. Patrones de afectación articular: En la osteoartritis, lo que soporta el peso de nuestro cuerpo: las rodillas, caderas y las articulaciones de las manos son afectadas y en la artritis reumatoide, las articulaciones afectadas son simétricas, lo que significa que las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo se ven afectadas al mismo tiempo, como las muñecas, las rodillas, los tobillos y las articulaciones de los dedos.
3. Inflamación de las articulaciones: En la osteoartritis, la inflamación se da de manera leve y localizada alrededor de la articulación afectada y en la artritis reumatoide es una inflamación crónica y generalizada que puede afectar múltiples articulaciones.
4. Rigidez matutina: En la artritis reumatoide, se presenta rigidez matutina prolongada que dura más de una hora después de despertarse. En la osteoartritis, la rigidez matutina es más corta y mejora rápidamente después de moverse.
5. Factores de riesgo: Los principales factores de riesgo para la osteoartritis incluyen la edad avanzada, el sobrepeso u obesidad, las lesiones articulares previas y la carga mecánica repetitiva. Por otro lado, la artritis reumatoide tiene un componente genético más fuerte y también puede verse influenciada por factores ambientales.

Recuerda que el tratamiento es muy importante:

De la osteoartritis y la artritis reumatoide porque el objetivo es aliviar el dolor, mejorar la función articular y minimizar la discapacidad. Puedes incluir cambios en el estilo de vida, como perder peso y hacer ejercicio regularmente, fisioterapia, medicamentos para controlar el dolor y la inflamación, y en casos graves, cirugía para reparar o reemplazar la articulación dañada.

Es importante consultar a un médico si se experimenta dolor articular persistente o dificultad para moverse, ya que un diagnóstico y tratamiento tempranos pueden ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida.

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